ENTRENADOR IKOLO

Nigeria es hoy por hoy, una de las principales potencias en el scrabble anglosajón. El país más poblado de África es el hogar de uno de los últimos campeones mundiales y de probablemente una de las mejores selecciones por equipos.

A los nigerianos se les atribuye el perfeccionamiento de una táctica sino nueva, si al menos mejorada bajo la tutela del manager principal, Anthony Ikolo. El artífice de la mejora de resultados, dice que  sus paisanos son unos apasionados del Scrabble y el método del juego en corto les da una ventaja, algo a lo que él denomina, capacidad de «ahogar el tablero” como pericia de un extremo juego defensivo.

Según Ikolo las jugadas de cinco letras son primordiales; las palabras cortas ayudan a estar a la defensiva bloqueando las palabras más largas de los opositores, pero sin dejar de lado el exhaustivo conocimiento de vocabulario para cuando al pasar a ser ofensivo saber ser letales.

Fue en el 2014 cuando fue elegido como entrenador nacional con el objetivo del campeonato africano. Allí ya puso en práctica parte de su proyecto, aún sin acabar de pulir, copando los nueve primeros puestos del torneo. No contento del todo ante el siguiente reto internacional apreció que había ciertas lagunas, ciertas áreas que contra los grandes maestros mundiales eran un gran impedimento..

Fue así que a finales de aquel año presentó una propuesta que resultó todo un éxito,

El entrenador nigeriano, matemático universitario, venía desde  finales del primer decenio de siglo, observando con la analítica de dos principales aplicaciones, Quackle y Maven, que le permitían simular decenas de miles de posibles escenarios de juego, que la frecuencia con la que una palabra larga dejaba al jugador vulnerable a un contraataque o una serie de malas gestiones de atril era mayor de lo supuesto.

Aprobada su propuesta de proyecto y utilizando esos datos con aplicación de la analítica, elaboró con su equipo ​​una lista secreta de las palabras de cinco letras que son más difíciles de utilizar para los oponentes, y las codificó bajo el nombre de «ajuwires», un argot nigeriano.

Las distribuyó entre sus jugadores, a la par que les enseñaba una nueva fórmula de bloquear incesantemente el tablero y  su vez gestionar el atril para disponer siempe de las herramientas de juego necesarias.  La otra estrategia no aún más desafiante e increíblemente extravagante,  fue reunir a sus seis  jugadores seleccionados, en un hotel antes del torneo y hacer que jugaran durante dos días sin descanso. Scrabble extremo.

Increiblemente la cosa funcionó y sobre ello se escribieron innumerables artículos en el mundo anglosajón. Ikolo ha pasado a ser sinónimo de revolucionario.

Y a nosotros…que?

A estas alturas de relato, muchos ya habrán advertido que no hay nada nuevo bajo el sol, aunque bien se ha optado por no entrar en los detalles más intimos del método Ikolo y que ayudarían a comprender lo sorprendente de su estrategia y máxime aplicada al scrabble anglosajón.

Para los hispanos sin duda es diferente, más dados a colocar las de siete letras, a colocar más scrabbles y a un vocabulario más extenso.

Y de eso de jugar a la corta conocemos mucho, especialmente si no se es argentino:  que si la analítica estrategia venezolana, el catenaccio pratense, la herencia del Queimada, de los tableros a cuatro,  de la apertura del UCHU o la exclamación, de las desafiantes paralelas cerrateguis y especialmente la amargante tortura del macramé sevillano.

En español quizás la mayoría ría ante estas iniciativas y el bombo que se le da. Aquí también se innovó, algunos con aplicación de métodos de psicología en sus asociaciones, o en otros con talleres donde casi se uniformaba un estilo patrio propio, o donde la estadística ayudaba a mejorar la dinámica de competición.

Si, si, todo esta muy bien y no hay fórmula perfecta. Un año ganan los aperturistas argentinos, otro los estrategas venezolanos, otro la magia del blaismo, otro el ajedrecista mexicano… pero.. y lo que nos gusta darle vueltas a quienes sorprenden, a quienes teorizan, a quienes pretenden o creen innovar, y en definitiva a quienes ofrecen más salsa e ingredientes a nuestro juego aunque sea con un cuento archisabido.

La cuestión es no aburrirse y si se puede mejorar. Eso si, ¿quién no querría su propio Ikolo para elevar el nivel de su asociación nacional?

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