Es posible revolver la bolsa y sacar Q Y H L G L G. Menos K y W es posible. Se pueden tener atriles similares en la misma partida y también en las sucesivas. Hasta puede que en todas.
A sabiendas de ello, el jugador debe de prescindir mentalmente del factor suerte. No hay otra, toda vez que no es controlable. “Que mala sueeerte”.
Algunos recordaremos una imitación en la televisión de un cantautor canario, José Vélez, donde no sé porqué se le consideraba gafe y aparecía caricaturizado con unas enormes gafas de sol repitiendo “que mala sueeerte” en medio de una sonrisa macabra. Cosas absurdas de la tele.
¿Puedes quejarte de tu mala suerte?. Faltaría más. En el fútbol puede que a un equipo pequeño, por ejemplo, le roben el partido. Luego se quejan y encima les llaman llorones ¿Me roban la cartera y además tengo que callarme?
En el scrabble es distinto, no hay atracos, puede haber suerte o !que mala suerteeee! como decía el esperpéntico imitador de José Vélez.
Así que solamente nos quedará un merecido derecho a queja. Quien padece el infortunio no va a ser encima tan estoico de no quejarse, además quizás resulte afortunado en amores o quizás tampoco, “que mala sueeerte”.
Nuestra suerte va a ser que nos gusta jugar. Ahí está la partida, las palabras, la estrategia, el tablero y la bolsa vacía de donde se sacan las letras y a veces la suerte o volviendo al paisano de la campeona de Europa en Granada, Alicia Acosta, y para no citar nuevamente al imitador, no habrá mala suerte ya que podremos celebrar nuestra suerte en el scrabble con el estribillo de una canción del canario que firmaría el atrilero Sokratis Alichanidis:
“Ven a brindar con vino griego de mi tierra natal, el vino rojo que me hará recordar un pueblo blanco que dejé detrás del mar”.
