Una de las sorpresas del XXVI Campeonato Mundial de Scrabble que se está celebrando en Granada, ha sido la llegada de un grupo de participantes muy jóvenes procedentes en su mayoría de México. Es una gran noticia la aparición de este relevo generacional de chicos con unas edades que oscilan entre los catorce y veinte años.
Paseando entre las mesas tras una de las partidas del torneo por equipos, nos detuvimos en el grupo donde estaba Miguel Rivera, uno de los top ten actuales de la delegación española, que nos comentaba, entre risas y bromas propias y de sus compañeros de equipo, que había sido derrotado por más de 600 puntos por «un niño con un osito de peluche».
Por supuesto, este divertido relato, con un niño y su osito vapuleando a un veterano de la talla de Miguel, despertó de forma inmediata nuestra curiosidad e interés por descubrir quién era este intrépido muchacho de tan sólo catorce años, y decidimos entrevistarle e indagar un poco sobre su procedencia, sus inicios en el mundo del scrabble y lo más curioso de todo: qué papel desempeña en su juego la inquietante presencia de ese misterioso osito que le acompaña a todas partes y coloca a su lado de cara al rival al comienzo de todas sus partidas.
Nos atiende con la sonrisa tímida propia de su edad, y cara de intentar comprender cuál es la razón de esas preguntas tan raras que le hacen unas personas mayores:
P: «Hola, perdona que te molestemos en este descanso entre rondas, hemos oído de la victoria de un chico muy joven ante un rival de alto nivel, y te estábamos buscando. Te importa que te hagamos unas preguntas?»
R: (cara de sorpresa) «Eh, si, claro, pero la siguiente partida va a empezar ahorita».
P: «No te preocupes, seremos breves…Lo primero que queremos saber de ti es cómo te llamas, cuándo empezaste a jugar y quién te inició en el mundo del scrabble.»
R: «Sí, este… me llamo Lucas Mateo Lozano Garay y vengo de León Guanajuato, México, y yo empecé a jugar gracias a que a mi papá le invitaron a un torneo como organizador, y ya también mi hermano empezó a jugar y yo con él, y me empezó a gustar el juego y participar en los torneos.»
P: «¿Que edad tienes ahora, cuánto tiempo llevas jugando?»
R: «Ahorita tengo 14 años, llevo unos 6 años jugando y mi hermano es el que ha sido mi maestro.»
P: «¿Has jugado torneos en México? ¿Cuál ha sido tu mejor clasificación?»
R: «Sí, he jugado varios torneos en mi país, y lo máximo a lo que llegué es a la posición número doce, no me fué muy bien.»
P: «En este torneo no has empezado nada mal, por ahora has ganado todas las partidas en las que has jugado, y una de ellas frente a un top ten español como es Miguel Rivera, y según nos ha contado, por más de 600 puntos. ¿Cómo te las has apañado para lograrlo?»
R: «Pues, concentrarme y rezarle a Dios, jajaja».
P: «¿Cuál consideras que es tu mayor fortaleza como jugador de scrabble: tu vocabulario, la capacidad de anagramar, estrategia?»
R: «Yo creo que la rapidez colocando las letras y en el juego».
Primer error de percepción para los jugadores que peinan canas: no era un osito, sino un peluche de «Pou», un muñeco de la generación Pocoyó y Bob Esponja que protagoniza algunas de las animaciones de canales televisivos, apps y vídeos de youtube que ponemos de vez en cuando a los niños en la tablet o en la tele para tenerlos un rato hipnotizados y descansar un poco.
P: «Y he aquí la pregunta del millón: ¿cuál es la razón de que lo lleves contigo y lo pongas junto al tablero en todas tus partidas? ¿Es tu amuleto particular o una sofisticada táctica para desconcentrar al rival? ¿Cuanto tiempo hace que lo tienes?
R: «(Risas) Noooo, le llevo para que me dé suerte, y hasta ahora he ganado todas las partidas. Lo tengo desde hace un año.»
P: «¿Nunca te has planteado que el hecho de sentarte en la mesa de juego, siendo tan joven y con tu gracioso peluche, puede ser una especie de táctica psicológica para crear una cierta inquietud en tu rival que le acabe afectando incluso en su concentracion de cara al tablero? ¿No has notado ningún gesto de sorpresa en tus rivales cuando te colocas delante de ellos y sitúas frente a ellos un muñeco con esos ojos-antena?»
R: «Jajajaja, sí, sí, pero mi muñeco para mí sólo es un amuleto que me regaló mi mamá… Me gusta porque es muy bonito y pienso nomás que me da suerte.»
P: «Una cosa que nos ha llamado la atención es que cuando hemos hablado con Miguel, nos ha comentado que «le había ganado un niño con un osito de peluche», que supongo que es el que ahora llevas contigo, aunque mucha pinta de osito no tiene…
P: «No (risas), no es un osito, es el muñeco POU!»
Cuentan las malas lenguas que Lucas y Pou siguen haciendo estragos en el Mundial, y que algún jugador le ha rogado, nervioso, que por favor guardara el peluche de mirada desconcertante. Estamos seguros de que Lucas logrará grandes éxitos!
Fernando García