NUTRICIÓN Y SCRABBLE

El scrabble competitivo es un juego exigente, no sólo mental sino también físicamente. Una jornada o varias consecutivas como campeonatos nacionales o mundiales pueden acarrear condiciones estresantes para los jugadores. Es por ello que se requiere de una preparación específica no sólo limitada al estudio en el tablero, sino que incluya además un programa de entrenamiento físico y un plan nutricional adecuado a las demandas de cada jugador.

No existen estudios referidos a las prácticas alimentarias de los jugadores de scrabble de competición pero si entre los ajedrecistas con exigencias similares, circunstancia que siempre puede resultar de interés.

El desayuno constituye una de las comidas más importantes del día ya que influye directamente en el rendimiento mental y físico matinal, principalmente por su efecto sobre la concentración de glucosa en el cerebro e hígado y por su aporte de nutrientes indispensables para la formación de neurotransmisores, mensajeros químicos que actúan sobre las comunicaciones de las neuronas.

Varios estudios han mostrado que puede perderse concentración cuando se realizan actividades intelectuales por la mañana y no se ha desayunado previamente; asimismo, un desayuno adecuado puede mantener el rendimiento mental durante ese momento del día especialmente en memoria y atención.

Es común entre estudiantes, profesionales laborales y deportistas saltarse el preciado desayuno, comunmente en un caso de cada tres, y ocurre por determinadas causas que van desde una educación nutricional que alarga la hora de ingesta matinal o bien por causas de tipo nervioso condicionado por el estres de la competición.

Se sabe que luego de una comida se incrementa la irrigación sanguínea de los órganos que intervienen en la digestión y que por lo tanto decae el aporte de sangre y oxígeno a otros órganos, como el cerebro. Si la comida es voluminosa o de difícil digestión, las consecuencias serán aún mayores o más duraderas y los jugadores pueden sentirse somnolientos y cansados, y por ende estar menos alerta y despejados mentalmente lo cual con mayor facilidad les impulsa a cometer un mayor número de errores relacionados con la atención, entre otros.

Los jugadores deberían tratar de realizar un desayuno completo en forma diaria. Evitar comidas grasas y pesadas antes de competir y tener en cuenta que la última ingesta importante previa a una partida debería finalizarse al menos dos horas y media antes del comienzo de la misma. En el caso de que el jugador desee consumir alimentos más cerca del horario de inicio de la competencia (una a dos horas antes, por ejemplo), debería optar por frutas, zumos, ensaladas, yogures, copos de cereales o bebidas deportivas isotónicas.

Una vez inmersos en la competición y pasado un tiempo prudencial a tenor del desgaste mental ejercido, es conveniente consumir algún tipo de alimento (sólido o líquido). Los alimentos sólidos más recomendados tal y como muestran ejemplos en el mundo del ajedrez, van desde el aporte de chocolate,  a las frutas y barras de cereales, eso sí con ingesta moderada. En cuanto a los líquidos es ampliamente recomendable el agua (incluso sin sentirse sediento), café si la persona lo tolera cotidianamente, té o los zumos de fruta.

La sensación de sed es una señal de la necesidad de beber, pero es un síntoma tardío y por lo tanto no es un muy buen indicador del estado de hidratación. Un porcentaje de agua corporal puede perderse hasta el momento en que la sed aparece, cantidad suficiente, según un trabajo de investigación, para disminuir el rendimiento mental en funciones como atención, eficiencia aritmética y memoria a corto plazo, comparadas con un estado de hidratación normal.

Es importante considerar que durante las partidas de scrabble competitivas suele perderse líquido por transpiración y que muchas veces el ambiente de juego es caluroso y/o húmedo. Asimismo, la pérdida de líquidos por sudoración puede variar considerablemente entre jugadores a causa de una multitud de factores como el área de superficie de la piel, el sexo y la maduración, la duración de la actividad, la ropa, el estado de entrenamiento físico, la aclimatación al calor, la dieta, etc.; lo que dificulta el establecimiento de recomendaciones individuales para el reemplazo de líquidos.

Fruta, zumos y agua son favorables para evitar la deshidratación y es por ello que la mejor estrategia para la hidratación durante las partidas consiste en ingerir pequeños volúmenes a intervalos regulares (en lugar de volúmenes importantes con baja frecuencia entre las tomas) y evitar la sensación de sed. La misma indicación debería tenerse en cuenta para su preparación en el tablero y para las sesiones de actividad física. También es importante comenzar la actividad correctamente hidratado.

Hay quienes reportan el uso de suplementos dietarios (vitaminas, minerales…) pero debe avisarse que un incorrecto uso de este tipo de productos puede dañar la salud, y que existe evidencia científica que indica que una proporción importante de este tipo de suplementos puede contener sustancias prohibidas no declaradas en sus etiquetas.

Con respecto al entrenamiento físico aunque muchos lo descarten, resulta hartamente satisfactorio por varios motivos. Una actividad deportiva o física complementaria entre tres o cuatro veces por semana ayuda a mantener una mejor estabilidad emocional. En este caso la natación, caminar o ciclismo destacan sin obviar prácticas de tenis, fútbol o gimnasio.

La actividad física de carácter regular, sobre todo la de tipo aeróbico, puede ayudar al jugador de diversas maneras: beneficia la postura, aumenta la resistencia y la producción de endorfinas (sustancias que el cuerpo fabrica y que influyen positivamente en el estado de ánimo al causar sensación de bienestar); puede reducir la ansiedad, depresión, tensión y estrés; además de incrementar ligeramente el rendimiento cognitivo (memoria, inteligencia, creatividad), el vigor y la claridad mental. Contribuye también a lograr y mantener un peso ideal y a disminuir la grasa corporal; disminuye las concentraciones de lípidos en sangre, y fortalece la masa ósea, entre otros.

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