Norma Garza debutó en competición con el Club de Monterrey. Años después entraba en el equipo de USA por el Club de Texas donde alcanzó un campeonato nacional. Por el camino se convirtió en una de las mejores promotoras del scrabble universitario mexicano, justo de donde salió un gran campeón como Jesús Flores, e incluso en su periplo texano fue premiada por sus artículos periodísticos. La serenidad ante los tableros es su señal de identidad como jugadora.
¿Cómo llegas al mundo del scrabble?
Conocí el juego en 1993, en una clase de inglés y fue amor a primera vista, ¡de veras que me enamoré del Scrabble desde el primer minuto! En esa partida inicial coloqué mi primera palabra de siete letras: “network” (¡mi guapo profesor quedó muy impresionado!). Lo jugué en inglés un tiempo y luego descubrí la versión en español. El 19 de octubre de 2002 -era mi cumpleaños, ¡imagínate qué regalo tan bello me llegó!- participé en un torneo organizado por Mattel para todo el público. Antes había estado en otro torneo pero fue hasta ese encuentro en 2002 cuando conocí a las señoras lindas de la asociación de Scrabble de Monterrey. Me invitaron a unirme al club y así empezó este camino que hoy es parte importante de mi vida. Hasta hoy he tenido la suerte de jugar en competencias en 10 países.
Se habla que tu manera de jugar ha cambiado en los últimos años por un juego más estratégico, sereno y equilibrado. ¿Cuáles crees son tus virtudes y defectos en el juego?
Realmente no sé si ha cambiado pero es natural esperar que los años nos ayuden a todos a acumular más palabras y a visualizar mejores espacios para ponerlas. Juego para divertirme y aprender, así que eso sería al mismo tiempo una virtud y un defecto. Un virtud porque me entrego sin presiones a la suerte y al poco o mucho dominio que pueda tener sobre el tablero y sobre el atril para generar palabras pero también es un defecto porque no arriesgo de más: me interesa mucho la armonía del momento con mi oponente y las aportaciones al tablero y esto, en términos de competitividad, no ayuda mucho.
Siempre has dicho que eres mejor promotora que jugadora, y que has enseñado a jugar a cientos de personas entre familia, amigos y alumnos que tuviste en la Universidad de Monterrey. Cabe decir que de aquella experiencia universitaria en la UDEM surgió uno de los mejores jugadores mexicanos de los últimos años ¿qué recuerdos guardas de aquellos días?
Los mejores recuerdos, y los triunfos de Jesús Flores me llenan de un profundo orgullo. Fueron 17 torneos universitarios, 17 semestres de clases y cientos de jóvenes llenos de sueños y de alegría que pusieron sobre el tablero muchas palabras divertidas, o nuevas, o equivocadas, o sorprendentes… ¡la pasamos muy bien! No me gustaba dejarles tarea pero sí involucrarlos en la organización de los torneos ya cerca del fin del curso. Las clases eran de 75 minutos y la frecuencia era de dos sesiones por semana. Dedicábamos los primeros 15 o 20 minutos de la clase a repasar la teoría del juego (la historia, las reglas o la identificación de los enclíticos, por ejemplo) y a generar listas de palabras: 50 palabras que empiecen con zeta, o 50 especies de aves, o 50 sinónimos del verbo “decir” que se usan en las noticias, etc. El resto de la clase era para una partida en la que les permitía, por supuesto, consultar el diccionario. Así cumplíamos el objetivo de incrementar el vocabulario y/o mejorar la ortografía. Los torneos cerraban con broche de oro el programa y llegué a tener hasta 12 patrocinadores (de camisetas, de libretas, de alimentos y de premios) y cobertura de prensa además del muy valioso apoyo de la Asociación de Scrabble de Monterrey.
Luego de mi etapa como maestra en la UDEM, me mudé a Texas y creé la columna periodística “Palabras más, palabras menos”, que publiqué un par de años en periódicos de Austin y Houston y que fue premiada en 2013 en la categoría de columnas de opinión en español por la Asociación de Editores de Texas. Dejé de escribirla por compromisos de trabajo pero ya estoy buscando el retomarla y continuar así mi labor de promoción del Scrabble.
En el 2002 comienzas en el scrabble con el Club de Monterrey, tres años después debutas en el nacional mexicano y al poco ya fuiste mundialista, primero con México y luego con EEUU. ¿Qué cambios has apreciado en la competición en este tiempo?
Un mayor nivel de juego, reglas más precisas cada vez para evitar conflictos, una profesionalización en la organización de los torneos con adaptación a las nuevas tecnologías (¡ese juez como aplicación en el celular es lo máximo!) y un entusiasmo creciente por cada nuevo torneo porque sabemos que la delegación anfitriona se luce siempre, además de que la mayoría consideramos hoy importante la convivencia entre jugadores y la agenda social en general. ¡Que viva la fiesta!
Desde tu estancia en EEUU, te has convertido en la mayor alternativa al dominio en los tableros de Héctor Klie, especialmente en Texas. La mezcla mexicana-venezolana ¿qué características le da al jugador estadounidense en su juego respecto a otros países?
Héctor Klie es un campeón de alto rendimiento y me inspira a seguir aprendiendo; es tan disciplinado y estudioso. No creo haber logrado el convertirme en la mayor alternativa porque mis compañeras han logrado una evolución importante y afortunadamente han llegado expertos como David Matheus y José Alberto Lima para elevar el nivel, lo que descarta una mezcla mexicana-venezolana: nuestro grupo combina los estilos de varios países más (Estados Unidos, Colombia, Cuba) y trabaja extra para seguir perfeccionando un idioma mientras en nuestra vida diaria debemos perfeccionar otro.
Afirmaste en una entrevista que la serenidad, es decir, el control de las emociones, es importante para el juego. ¿Quiere esto decir que el aspecto psicológico del juego se puede equiparar al conocimiento del scrabble o a la estrategia?
No se equipara pero sí puede ser determinante para el resultado en ciertas partidas. En general puedo manejar la presión del tiempo, el ruido y hasta las distracciones que a veces genera el oponente; lo que no soporto es a otros compañeros rodeando la mesa y cuchicheando sobre lo que ven en los dos atriles. Me parece una falta de respeto y es una práctica que, en mi opinión, debe erradicarse. Mi admiración total para los jugadores de la mesa uno que frecuentemente deben lidiar con este elemento pero he visto perder a experimentados jugadores al ceder ante este tipo de presión… ¡y claro que yo he perdido varias partidas así!
Amén de visitar muchos países y conocer gentes diversas, ¿qué más crees que ha aportado el scrabble a tu vida?
Conocimiento, ganas de seguir aprendiendo y la certeza de haber encontrado la actividad que quiero seguir desarrollando y promoviendo hasta el fin.
SIEMPRE ES UN PLACER CONTAR CON NORMA, GRACIAS