Un año después de su triunfo en el Campeonato de España 2016, y para que no quedaran dudas, el sevillano Rick de las Casas se reivindicó en Madrid con una victoria trabajada a golpe de «macramé» auténtico. Juan José Mula, fue segundo, tras volver a la competición justo tras un segundo puesto tambíen en el Abierto de Castellón. Juan Novoa, campeón a principios de año en Murcia, fue tercero.
CRÓNICA
«El macramé no ha muerto, el macramé ha vuelto». Así, de esta manera, con esta afirmación tajante, el flamante campeón Rick de las Casas sentenció su paso por Madrid.
Ni que decir tiene que se puede constatar tal circunstancia si uno se fija en el minor score y observa la defensa numantina efectuada en una exhibición más de juego al más puro estilo sevillano llevada a cabo por el jugador del Azeuxis. Sin duda un guiño velado al querido Álvaro Noguer.
Y fue sin duda alguna, algo más que eso, porque Rick «la esponja» necesitaba reivindicarse y mostrar que aquello de ganar el Nacional no fue fruto de una casualidad. Mandó en todo momento y sólo se vino abajo en la última ronda, temiendo lo que pudiera hacer Teresa Soler, aunque él no se imaginaba que hiciera lo que hiciera, el torneo ya era suyo.
De entrada, la primera ronda del Abierto de Madrid fue demoledora y los grandes favoritos caían como moscas. Uno podía pensar que eso siempre pasa y de inicio suele ser habitual sucedan estas cosas, pero aquello fue más lejos de lo normal, y jugadores como Miguel Ángel Henares o Carlos Puente se vieron envueltos en una dinámica negativa de juego sorprendente. También otros con caché suficiente como Wifredo Vellosillo, Joan López o Ivette González no se podían creer lo que les estaba pasando. Ni ellos ni nadie.
Tal era el desaguisado, que llegó un momento que si un visitante ducho en la competición española hubiera entrado en la sala, no hubiera acertado a predecir cuales eran las primeras o las últimas mesas.
Arriba, pronto se vió quienes parecían que se iban a jugar las habichuelas: Teresa Soler se vino arriba en el que sin duda ha sido su mejor torneo hasta jugársela a una carta en la última ronda y al menos arañar uno de los premios de categoría acumulados; grande grande Juan Novoa, que venía de ganar las duplicadas y bien a las claras parecía haber borrado todo atisbo de su paso por el campeonato de España. Dió estopa de la buena y se mantuvo firme, pero en esas apareció agazapada, Vicenta Mansilla, dispuesta a dar guerra, y sobre todo el letal Juan José Mula. Fue una exhalación el murciano, «El crápula» no había jugado desde el Abierto de Castellón donde fue segundo y enseñó a la afición que ya va en serio. En Madrid volvio a mostrar talento y ese cuentagotas de «blaismo» al que sólo supo hacer frente el macramé De las Casas.
Todos estos jugadores, se vió a las claras que se jugaban todo, y si se volcó del lado del sevillano, fue por su mayor regularidad en resultados. Los restantes se cruzaron entre ellos, ganaban y perdían entre ellos, y así se repartieron el pastel.
Luego otros nombres sonaron fuerte. Pablo Bach al que la malagueña Teresa sacó del podio tuvo un final de torneo exquisito; Antonio Moya que perdió sus opciones contra el sevillano, estuvo pletórico y no menos aún, estuvo Guille Pognante, sorprendente hasta el final junto a Reinaldo Triveño ( los dos se vieron las caras en la última ronda), dos jugadores que acumulan más de diez premios sub 1800 en su haber.
Por el medio de la tabla se movieron Luisa López, cada vez con mayor proyección en el juego; Elena Tazón, que arrancó mal pero supo arreglar la situación; Chelo Charlan, peleadora innata que sufrió cada final de partida o Santi Rosales, que sólo parecía querer arañar puntos para que su club no sucumbiera a la maquinaria atrilera.
Estuvo también Carlos Isusi, ¿o no estuvo?. Aún nadie sabe que hizo la noche madrileña con él.
Y hay que mencionar al árbitro, porque Jose Antonio Lozano estuvo de esa guisa y se libró de lo que las fichas hicieron con los mejores del reciente Nacional. Aún más, ganó posiciones del ranking sin jugar. Fue certero en las decisiones, fresco con el reglamento y fino con el horario. Como vulgarmente se dice en el fútbol, si nadie habló mal de él, es que lo hizo bien.
Se acaba la temporada con el Open de El Prat donde los catalanes del Santandreu, que siguieron el torneo para ver si podían resistir la remontada madrileña, esperan ahora si Atriles tira la casa por la ventana y se la juegan a muerte.
Alea jacta est.