Con una victoria anticipada a la penúltima ronda, el madrileño Miguel Ángel Henares, se alzó con el título de campeón de España de scrabble en Fuengirola (Málaga). El jugador del Club Atriles de Madrid, no cedió desde el momento que llegó a la primera mesa y se batió especialmente con el catalán del Santandreu, Joan Lázaro, que tuvo que ganarse su premio de subcampeón derrotando a Carlos Puente e impidiendo la tripleta madrileña. Por otro lado, Jose Antonio Lozano, otro «atrilero», completó una magnífica sesión de equipo con la tercera plaza, al imponerse a Juan Carlos Ayala.
Todos los ocupantes del podio se estrenan en estas lides de premiados «clásicos», que el sevillano Rick de las Casas abrió en el pasado nacional.
CRÓNICA
El panorama del scrabble español está sacando a relucir en resultados y desempeños, a una hornada de jugadores que rompen los tradicionales esquemas del hasta ahora apabullante dominio de los mejor ranqueados.
Si Altafulla 2016 encumbró a Rick de las Casas como la gran sorpresa, este año nombres como Miguel Ángel Henares o Jose Antonio Lozano se han dejado caer por lo más alto junto a la agradable sorpresa de Joan Lázaro, uno de los veteranos del scrabble español que resurge demostrando aquello de que los viejos rockeros nunca mueren.
Y no quiere decir que los grandes tops hayan perdido un ápice de su poder, sino que ahora ganar ya no es un coto cerrado y si alguien osa decir que faltó tal y cual, queda bien claro que muchas de esas razones están en que la exigencia competitiva obliga a cada uno a presentarse siempre y cuando se ve en perfectas condiciones.
Como siempre la arrancada sorprendente correspondió a otros, que tal ciclistas que inician la escapada en la base del puerto, trataban de mostrar sus credenciales de salida. Tori Martinez y Jose Montes, dos de los grandes atractivos de la temporada competitiva fueron los encargados de animar el espectáculo con una escapada que daba pie a soñar. Detrás como siempre los grandes nombres, algunos fieles a estar cerca sin inmutarse: Carlos Puente, Juan Carlos Ayala, Arantxa Delgado… y otros con problemas de inicio pero que más pronto o más tarde se enganchaban a la cabeza: Antonio Álvarez, Serge Emig o la siempre presente Montse Sánchez.
No debía de sorprender la actitud de juego de Joan Lázaro, un grande entre la clase media que por fin años después ha reivindicado el puesto en el Olimpo que le pertenece.. Sabemos de sus últimas irregulares participaciones como las de Rick de las Casas, pero quien tuvo retuvo y si el primero se ha sabido reinventar, el segundo a golpe de remontada ha demostrado que lo suyo no fue flor de un dia.
Hubo otros nombres que pareciendo no reaccionar de principio supieron en un último suspiro dar la talla, como Maria de Arcos o el peligrosísimo Javier Peláez. No así ocurrió con otros que sufrieron de lo lindo, uno con un castigo excesivo como Neme Moreno por su nivel de top y su calidad, y otros como los mencionados Montes o Tori Martinez a los cuales estar tan cerca de la gloria les provocó vértigo final..
Y en estos entresijos nos vienen otros nombres, y algunos si cabe sorprendentes. El «pingus Henares» que no se despegaba, que no lo parecía, que nadie se imaginaba y en cambio deslumbró cuando menos se le esperaba; Jose Antonio Lozano, que salió mal y subió como la espuma con unos sorprendentes marcadores y un juego sublime.
Y vimos el regreso de Marian Marchena, genial en casi todo el campeonato, que se mantuvo arriba arriba y así hasta casi desfondarse en el final; apreciamos por fin que Joana Rubio y su plan de progreso a base de entrenadores, estudio y práctica le daba sus frutos; soslayamos que Manoli Cano no se amilana en las grandes competiciones o que Xavier Camprubí juega cuando quiere porque jugar juega y si de entrada salió mal pronto lo fue arreglando; lo contrario de Vicenta Mansilla, Pepe Baynat o Jose Maria Riera a los que las grandes citas no les favorecen aún de cuando en cuando mostrar sus garras.
Otros dos campeonatos paralelos animaron la competición. El mejor debutante en un Nacional contaba con un gran favorito, Wifredo Vellosillo y una alternativa a la que pocos daban confianza, Marina Melero. El madrileño convenció hasta mitad de torneo pero fue justo cuando este ranqueaba que apareció la malagueña en un arranque de genio que le facilitó un merecidísimo premio.
Igual parecía lo de los sub 1800, esa segunda categoría española que este año contaba con muchos aspirantes. Ya no podía competirla Reinaldo Triveño, uno de los mejores de la temporada, pero siempre quedaban otros. La ganó Angel Malpartida, demostrando que su progresión y sus títulos son un aval incuestionable. La peleó hasta el final Luis Fernández que también luchaba por la de debutante, pero en una agónica última ronda se las vió con el campeón.
No tuvieron opciones los atrileros, los mejores de la temporada; ni Luisa López, flamante campeona del 2016, ni la siempre en primera fila, Yolanda Fernandez, ni Felix Martinez, uno de los grandes o Guille Pognante, otrora aspirante firme. Tampoco los del Santandreu acometieron la proeza; Campanella empezó bien pero se diluyó y Agnes Lantos vino a dar lo mejor de si cuando el torneo veía su final. Xavi Pique, el más valiente de los debutantes de temporada bastante hizo con mantenerse a flote, pelear cada partida y lo mejor de todo, aprender para futuras citas, quizás como Maria José Monreal, más proclive a gestas a menos rondas.
Entre bastidores muchos siguieron la competición y en las redes sociales se expresaban. “Ha muerto el macramé” sentenciaban algunos, “si Rick ganó todos `pueden” o “Todos somos Henares” reivindicaban los esperanzados en ver nuevas figuras.
Justo reconocer que algo cambia, que algo se mueve y que hoy por hoy los títulos están más a la mano que nunca. Eso si, que nadie piense que se regalan…ni lo de Rick fue suerte ni lo de Henares, fortuna. Sientate durante tres días, aguanta la presión, juega, gana, y luego lo cuentas a ver si esto lo gana realmente cualquiera.
