EL EJEMPLO PAKÍSTANÍ

 

El año pasado un grupo de jugadores de Pakistán acudió a Sri Lanka para participar en la sexta edición del prestigioso Campeonato Internacional de Scrabble.

Allí estaba el mismísimo Nigel Richards, suficiente tarjeta de presentación para evaluar la categoría del torneo. La sorpresa no obstante se produjo cuando el jugador más joven de la delegación pakistaní, de nueve años de edad, Hasham Hadi Khan, dio lugar a un nuevo récord mundial al anotar sorprendentemente 878 puntos contra Matheesha De Silva de Sri Lanka.

Según el Libro Guinness de los Récords la puntuación más alta jamás registrada en un partido de scrabble anglosajón fue hecha por Toh Wei Bin de Singapur, que anotó 850 contra Rick Kennedy de Escocia en 2012. Una puntuación de 800, jamás se había vuelto a ver en un torneo internacional.

Alrededor de 80 de los mejores jugadores del mundo fueron testigos del espectacular show de vocabulario y habilidades tácticas de un niño de nueve años de edad, quien es aclamado como la próxima gran sensación en scrabble.

El propio Nigel Richards felicitó personalmente a Hasham, mientras que modestamente mencionó que él mismo nunca había ido más allá de una puntuación de 700 en un evento importante.

Hasham no obstante sólo pudo quedar en el puesto 72º en el Mundial juvenil disputado semanas después.

Hasham es parte de una nueva generación de escolares paquistaníes que están estableciendo el país como una potencia futura en el Scrabble. En una nación donde el cricket es una obsesión, el juego de mesa es – tal vez sorprendentemente – floreciente. Clubes de Scrabble están apareciendo por todas partes: Karachi tiene más de 20, y, el año pasado, 726 personas compitieron en un torneo nacional.

La Asociación Nacional data de 1980 pero nunca alcanzaron un nivel competitivo mínimamente aceptable y es por ello. que la asociación comenzó a centrarse en los estudiantes menores de 18 años, y sin distinción de sexo, tal y como en los 90 llevaron a cabo en las escuelas de secundaria de Thailandia y posteriormente Malasia.

El afán está dando sus frutos y más rápido de lo esperado. De esta manera ya en el 2013 uno de sus jugadores logró el campeonato mundial juvenil, mientras un año después Pakistán quedaba segunda por equipos.

La Asociación visto el éxito cosechado por sus jóvenes jugadores comenzó a contar con patrocinadores cada vez más frecuentes y elevó su recaudación de fondos. Cuentan que esta popularidad es también, en parte, un subproducto macabro del estado de inseguridad en el país. Los padres prefieren que los niños se queden en casa o acudan a lugares controlados tal y como el scrabble les puede ofrecer.

Tal es el éxito juvenil, que los campeonatos en estas categorías casi superan a los absolutos, al menos en participación, e incluso en resultados cuando se observan ranking o tablas clasificatorias.

El tiempo dará la razón.

PAK

 

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