Según un artículo publicado hace nueve años por una prestigiosa revista científica estadounidense de psicología, la edad idónea para alcanzar el cenit competitivo en el scrabble son los 41 años. Esgrime varias razones para ello, pero continúa remarcando que como media son siete años de competición los que fijan el momento más dulce de un jugador. Haciendo cuentas aprecie que ciertamente muchos de los grandes jugadores de scrabble cumplían alguna de esas premisas que como deben atenderse son estimativas y presumiblemente arriesgadas.
A todo ello el articulo quedó como curioso, pero date ahí que tras uno de los últimos mundiales anglosajones sorprendió enormemente la media de edad de los jugadores de Tailandia donde cinco de sus jugadores clasificaban entre los diez primeros con edades escandalosamente jóvenes. Ahí me interese por saber que había detrás de tal precocidad y de ese increíble poderío asiático, que como anécdota incluía también a Malasia.
A finales de los 80 el gobierno Tailandés decidió dar prioridad al estudio de la lengua inglesa en las escuelas para preparar a una futura sociedad bilingüe. Creo una asignatura denominada Crosswords, si si, scrabble en las escuelas. Para ello establecieron un temario específico y la asignatura se ubico en secundaria sin validez para la nota global pero con carácter optativo. Años más tarde fue considerada asignatura obligatoria y normalizada. ¿Resultados? En 1992 el campeón nacional tiene 17 años y la tónica de esos años es la juventud de sus vencedores. Ni que decir tiene que llegado el siglo XXI el boom de sus jugadores internacionalmente esta en boca de todos.
Malasia no le fue a la zaga e inicio su propia metodología pero con influencia del programa escolar USA. Eso si, aportando económicamente amplias subvenciones especialmente en forma de pago de viajes a competiciones diversas y premios en metálico de los mas jugosos del concierto internacional. Además fue más allá aún con la inclusión de la materia en la enseñanza primaria. Actualmente conforma un equipo competitivo en categoría junior con una figura surgida de aquella remesa y ahora todavía veinteañera, Souanne Ong, ganadora del mundial júnior 2009 y actualmente estudiando y jugando en los EEUU. Por supuesto cabe tener en cuenta por su influencia, que el gran campeón neozelandés Nigel Richards acabó residiendo allí y adoptando su pasaporte.
Y es en Asia donde los resultados se ven con más asiduidad y notoriedad. Alistair Richards, ahora con 25 años fue finalista del mundial júnior 2009 y actualmente está entre los cinco primeros del ranking australiano. Y ¿Quién es el numero uno? David Eldar, ganador en el 2006 del mundial júnior y ahora con 27 años de edad. Sri Lanka o Pakistán son los nuevos países que incorporan cada vez más jovenes y no cabe seguir con Singapur, Filipinas o incluso saltando al continente africano las nuevas figuras sub 18 nigerianas o de Ghana.
En los mundiales francófonos atención a dos jóvenes suizos Hugo Delafontaine y el reciente campeón David Bovet. El primero lo fue con 21 y el segundo con 23. En el scrabble catalán Eric Olmedo de 19 años está sorprendiendo desde hace dos años y cerca se encuentra de entrar en el top-10 internacional.
Hace un año del scrabble hispano enumerábamos nombres con futuro pero ahora con mayor precipitación, la realidad nos está acercando nuevas figuras: En Venezuela Carlos García es toda una realidad, campeón nacional 2011 con 21 años y un fijo de las primeras mesas mundialistas, y con sólo 15 años Angel Zambrano ya sabe lo que es ganar un torneo con caracter oficial. En Argentina Macarena Picciochi se va acercando lentamente a un podio antes de los 20. En Colombia Daniel Ospina por fin ya es campeón nacional . Muchos jóvenes en Paraguay están progresando a pasos agigantados, y desde España, Yaiza Martinez con 21 años ha logrado convertirse en la jugadora más joven en ganar un torneo internacional, y ello sin olvidar al último ganador del Extra, David Cantalejo, que aún ya en los 27 como el Buga colombiano sirve para certificar el nuevo relevo genracional que se nos viene encima.
Tiempo al tiempo.